SI ES AYUDAR EN NOMBRE DE DIOS TODO VALE

No pretendo insultar a nadie. Solo contar la historia de las monjas pajeras. Masturbadoras voluntarias que contaban con la bendición episcopal.
A mediados del siglo XIX, en España se desencadenaron las primeras guerras civiles, las guerras carlistas. Fueron muchos los combatientes heridos o mutilados que había que atender, cuidar y mimar. Hombres deshechos que necesitaban del amor y de una mano amiga.
Y la encontraron de la mano de la monja “Hermana Sor Ethel Sifuentes”, que por entonces tenia 45 años y mucha vocación altruista. Se le ocurrió a la monjita la genial idea de levantar el animo de los soldados heridos.. (y algo mas que el animo)..
En diciembre de 1840, el obispado de Málaga autorizó la creación del Cuerpo de Pajilleras del Hospicio de San Juan de Dios, de Málaga. Una agrupación que empezó a ser conocida como “las pajilleras de caridad”.
Fueron muchas las mujeres que ofrecieron el consuelo de la masturbación a los hombres heridos.. y la mejoría llegó pronto. El ánimo.. lógicamente se elevó. Los hombres (y las monjitas, supongo) sonreían de nuevo tras la pajilla diaria.
El éxito de la iniciativa fué total. Se fueron uniendo muchas voluntarias seculares a las monjas pajeras. Y la voz se corrió de tal manera que no tardaron en surgir otros agrupaciones altruistas similares: el Cuerpo de Palilleras de La Reina, Las Pajilleras del Socorro de Huelva, Las Esclavas de la Pajilla del Corazón de María..