
Aunque los responsables del establecimiento reclaman a Rosendo Mejía el importe de la cena, éste se lo está pensando “porque claro, así en frío me he dado cuenta de que nos comimos un papel lleno de tinta que podría habernos matado. La tinta es venenosa. Fue un error por su parte servirlo con tantas florituras, una temeridad. No sé cuánto les debo, pero hablaré con mi abogado porque quizá son ellos quienes deben indemnizarme”.
Ferran Adrià se ha mostrado “entre indignado y desconcertado” porque varios de sus clientes, al enterarse de lo ocurrido con Mejía, deciden tragarse la cuenta “por si cuela”. Adrià ya ha advertido que “no les va a funcionar”. Poniendo más leña al fuego, Mejía ha apuntado que “si a él le ha funcionado todo el tinglado que tiene montado con las espumas y las esencias, no veo por qué no podemos aprovecharnos también nosotros de sus propias pijadas”.
1 comentario:
eso pasa por hacer tantos experiemtnos con las comidas y servirlas de una maera muuuuuuuuuuu rara
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