La campaña muestra a una monja en estado de gestación que sostiene una tarrina de helado con una mano y una cuchara con la otra. Junto a ella, se puede leer el eslogan 'Inmaculadamente concebidos'. La imagen suscitó las críticas de numerosos ciudadanos y de miembros de la Iglesia. A pesar de ello, la marca Antonio Federici se ampara además en su derecho a la libertad de expresión.
"Son sólo ilustraciones de la tentación de los italianos por los helados", asegura la firma, que alega pérdidas muy importantes para la compañía al retirar la campaña. "Las quejas sólo proceden de un sector pequeño de la sociedad.... que no puede mandar."
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