La FINA, la federación internacional, sabe lo que saben todos: que los bañadores impermeables permiten a los nadadores ir más rápido. Lo que la FINA ignora son las causas precisas de este fenómeno. Para averiguarlo, según fuentes del organismo, hoy en la piscina del Mundial de Roma habrá un científico mirando los culos de los nadadores, en busca de bolsas de aire ocultas que ayuden a flotar.
Una de las conjeturas sobre la eficacia de los bañadores apunta al aire que atrapan entre la piel de los nadadores y la capa de goma. En este sentido hay dos categorías: los trajes de Speedo, usados por Michael Phelps, y el resto. Los de Speedo son impermeables en un 50% y por tanto atrapan menos aire. Los modelos de Jaked, de Arena y de Adidas, al ser totalmente impermeables, podrían acumular cerca de un litro de aire en burbujas repartidas por todo el cuerpo. Un litro de aire supondría una fuerza de flotación de 10 newtons, lo que convertiría a estos bañadores en ilegales, de acuerdo a la normativa vigente en la FINA. Para averiguar dónde se alojan estas burbujas, los científicos se desplegarán en la cámara de salidas de la piscina del Foro Itálico observando tres zonas donde creen que puede haber aire atrapado: el pliegue detrás de las rodillas, la espalda dorsal, la entrepierna y, en las mujeres, los pechos.
Hasta el momento, los testigos de la FINA han observado que los trajes de Jaked, por su corte, envuelven tan reciamente todos los contornos del culo de los nadadores que dejan poco sitio para el aire en estas partes. Los bañadores de Arena, más planos, permiten englobar más aire.
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