Los hechos. En 1999, el director Elia Kazan recibió un Oscar honorífico recibido con la ovación más incómoda de la historia de los premios: pocos se pusieron en pie, la mayoría aplaudieron sentados y Ed Harris o Nick Nolte se quedaron de brazos cruzados. Kazan es una figura para la infamia en Hollywood desde que en 1952 se chivó al Comité de Actividades Antiamericanas de compañeros de profesión de izquierdas, arruinándoles la vida. Pero si algo tiene Hollywood, es buena memoria.
Por qué es un disparate. Porque la Academia históricamente huye de discursos políticos y controversias y, sin embargo, le pareció una idea sensacional honrar a una de las personas más polémicas de su historia. Kazan ya había ganado dos Oscars (por 'Pacto de caballeros' y 'La ley del silencio'): no necesitaba otro honorífico, no es como si la Academia tuviese una deuda histórica con él.
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